Consolidación de la acuicultura y pesca al 2030 en Chile

Por Luis Pichott de La Fuente, Presidente del Programa Estratégico

 

El mundo enfrenta un gran desafío alimentario, dado que más de 9 mil millones de personas poblarán el planeta hacia el año 2050, en un escenario de cambio climático y aumento de la presión sobre los recursos naturales. La provisión de proteínas de alta calidad que ofrecen los productos del mar, crecientemente desde la acuicultura, constituirá una de las principales fuentes de alimentos saludables en el mundo.

 

A nivel mundial, sólo en el año 2014 la producción de la acuicultura llegó a 73,8 millones de toneladas, con un valor de US$ 160 mil millones. El consumo global de productos de la pesca y la acuicultura se ha incrementado sostenidamente, llegando en 2014 a los 20 kg per cápita.

 

Chile tiene presencia comercial en más de 70 países y una posición destacable en el ranking de la acuicultura, siendo noveno lugar en la producción acuícola, con 1,1 millones de toneladas. Los retornos sobrepasan los US$ 4 mil millones y es el segundo productor mundial de salmones y mitílidos. Además, otorga empleo directo e indirecto a alrededor de 100 mil personas.

 

Por su parte, la actividad pesquera chilena abarca cerca de 300 especies hidrobiológicas distintas como algas, pescados y moluscos. Las más importantes en términos de desembarques de peces son anchoveta, jurel y sardina común, huiro negro en algas, y jibia en moluscos.

 

La actividad pesquera chilena emplea alrededor de 30 mil personas en la pesca artesanal, y un número similar en la industrial, coexistiendo ambas actividades a lo largo de todo el país. Se observa una tendencia decreciente en los desembarques, de 5,4 a 2,8 millones de toneladas anuales entre 2004 y 2014, no obstante las exportaciones han mantenido su valor.

 

En este escenario, nació el Programa Estratégico Nacional de Acuicultura y Pesca, impulsado por Corfo conjuntamente con el ámbito público y privado sectorial, con el objetivo de trazar una hoja de ruta que aborde las principales brechas de competitividad de mediano y largo plazo de ambas industrias. En la componente Acuicultura la asesoría fue ejecutada por un equipo de Ingeniería de la Universidad de Chile, liderado por el profesor Juan Pablo Zanlungo, con el trabajo de mayor profundidad y alcance efectuado en los últimos años con la participación de todos los actores relevantes del sector. El Consejo Directivo, la gobernanza que validó y sancionó la estrategia delineada, estuvo conformado por 19 expertos representantes de los sectores público, privado, académico y ONG’s.

 

Por su parte, la componente Pesca estuvo asesorada por la Escuela de Ciencias del Mar de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y la participación de 10 expertos y representantes de diversos sectores, incluyendo el de la pesca artesanal.

 

Al analizar en perspectiva los logros esperados para ambos programas, la visión de la industria acuícola chilena es que alcanzará altos niveles de crecimiento hacia el año 2030, consolidándose como el segundo sector exportador de la economía nacional con retornos del orden de US$ 6.000 millones anuales. De acuerdo a esta mirada, el país contará con un capital humano altamente calificado para los diferentes eslabones de la cadena de valor y habrá generado una industria secundaria de servicios y tecnología, que con un alto nivel de inversión en I+D+i, será líder y referente a nivel global.

 

En tanto, la pesca será reconocida como una actividad internacionalmente líder en el uso sustentable de ecosistemas y recursos, mediante el empleo de conocimiento, ciencia y tecnología para proveer alimentos saludables de calidad, retribuyendo bienestar y riqueza a los actores y al país. En particular habrá logrado recuperar pesquerías nacionales que hoy muestran deterioro, aumentando el valor de sus exportaciones para llegar de manera sostenible a unos US$ 2. 500 millones anuales, privilegiando la alimentación de las personas por sobre los usos industriales e incorporándose de manera creciente a la dieta del consumo doméstico, aumentando el consumo nacional de productos del mar desde los 8 kg/habitante año actuales a unos 15 kg.

 

 

Proyectos de Transformación

Las dos iniciativas, que forman parte de Chile Transforma de Corfo, tienen como objetivo común mejorar la competitividad de la economía, a través del fortalecimiento del capital humano, la innovación y la productividad, con el fin de resolver fallas de coordinación y remover obstáculos en sectores productivos estratégicos. Ambas se encuentran implementando durante el año 2017 un total de nueve proyectos orientados a facilitar los avances comprometidos, aportando información clave para resolver las brechas de competitividad detectadas.

 

El primero se refiere al diseño de un mecanismo para desplegar agregados acuícolas / pesqueros en embajadas de países con potencial de crecimiento de mercado. La experiencia agrícola que nuestro país ha adquirido en esta materia muestra resultados que requieren ser replicados en los productos de la pesca y la acuicultura El segundo consiste en mostrar a la industria que cultiva abalones los beneficios de la implementación de un programa de mejora genética en la producción, que, según los especialistas, podría generar aumentos de crecimiento del orden del 20% en peso sin mayores dificultades. El tercero es el diseño de un observatorio de la acuicultura nacional, que aporte información oportuna y confiable desde diversos ámbitos para mejorar el desempeño de la industria y su relación con las políticas públicas.

 

En el mismo ámbito de la acuicultura se diseñará un mecanismo para dar mayor formalidad al diálogo entre la acuicultura y la comunidad de Chiloé, elaborando un protocolo de validación de sus representantes.  Asimismo, se desarrollará en cuatro meses una serie de diálogos con destacados exponentes nacionales sobre el tema social de la acuicultura, para lo cual se gestionarán 10 reuniones, cuyas conclusiones y hallazgos serán publicados en la revista Capital.

 

En el sector Pesca se diseñará un modelo de financiamiento para promover y acompañar proyectos que fomenten el comercio y consumo nacional responsable de productos del mar. En un plazo de cinco meses habrá que definir un mecanismo de capitalización, financiamiento, perfiles de los proyectos, mecanismos de administración y procedimientos de control, entre otros.

 

Por otra parte, se ejecutará una evaluación de las limitantes asociadas a la comercialización directa de productos del mar entre pescadores artesanales y vendedores de ferias libres. El objetivo general es evaluar el rol del financiamiento, la logística, la información de mercado, y la naturaleza y estructura organizacional, por mencionar algunos. Otro proyecto en pesca es la determinación de brechas para la incorporación del enfoque ecosistémico pesquero en la gestión de las pesquerías nacionales a nivel de organismos reguladores donde se espera plantear un programa general de desarrollo de capacidades a dos o tres años.

 

Finalmente, destaca el diseño de un sistema de información preventivo para marea roja, donde una aplicación para celulares, PC y tablets permita visualizar el estado de los eventos en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes, a partir de datos disponibles en IFOP.

 

En síntesis, ambos programas estratégicos constituyen un espacio formal en el que representantes de los productores, la academia, las ONG y el gobierno revisan detalladamente las limitaciones de mediano y largo plazo del sector, proponiendo estos caminos de solución priorizados para avanzar en la sustentabilidad y productividad de la acuicultura y la pesca.

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